Lo aprendí en la Escuela

Yo soy de la Generación del RUN comillas, que no es ni mejor ni peor que la de ahora, simplemente fue la Generación del RUN comillas. Con apenas 4 años, y sin saber lo que era el Micho 1, tengo mis primeros recuerdos tecleando estos comandos en un ordenador Amstrad para poner un videojuego de Kung-Fu. En mi niñez también había maquinitas, pero eran unos trastos tan aparatosos, que nuestros padres no podían entretenernos con ellos cuando nos daba una rabieta en la calle. Bastaba una simple mirada intersubjetiva de tu madre para captar el concepto: “había que parar, ya estaba bien de dar por saco delante de la gente”. Quizás no había tecnología adaptada o adelantos aplicativos para el desarrollo de la inteligencia emocional en los niños, pero el mensaje llegaba.

En mi época no existía el Método Numicon, pero mis hermanos y yo aprendimos que, con 3 partes de garbanzos + 1 de arroz + otra de chicharos, salía 1 puchero para toda la semana. Era la forma instintiva en que mi madre nos acercaba a los números, y sin saberlo, nos inculcaba valores y nos enseñaba a estimar las cosas.

Tampoco tuve la suerte de usar las TIC para explorar el mundo de la Física o la Química. Aprendí las valencias copiando la Tabla Periódica una y otra vez en la misma pizarra que utilizaba Don Ernesto. Después del Colegio, al llegar a casa, hacía las prácticas en la azotea, ayudando a mi abuela a remover el aceite usado y la sosa cáustica para convertirlo en jabón, con mucho cuidado y siempre en el mismo sentido.

No me considero un romántico nostálgico de cualquier tiempo pasado, pero admiro profundamente la capacidad de adaptación del ser humano. Nuestros mayores aprendieron a usar la tecnología con presbicia para poder comunicarse con sus nietos, y sin saberlo, antes enseñaron valores a sus hijos facilitando recuerdos emocionales. Afortunadamente, hoy la ciencia pone a nuestro servicio un sinfín de recursos tecnológicos educativos para el aprendizaje de mayores y jóvenes, y es a la generación del Amstrad y el Arkanoid, a quien le toca administrarlos en favor del desarrollo de los valores y la inteligencia emocional de los más pequeños.

Mucho antes del Fortnite y el Minecraft, ya existían niños con rabietas que interrumpían a los adultos. Ni los de ahora son más inquietos y caprichosos, ni los de antes eran más simples y responsables. Los niños siempre son en esencia niños, y ni los de ayer, ni los de hoy, ni los del futuro, entenderán por qué se lleva en la mochila del cole un transportador de ángulos.

Jose Manuel Chirino

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Un comentario en «Lo aprendí en la Escuela»

  1. Uffff! Que nostalgia! Tu transportador de ángulos me ha » transportado» por unos instantes a mi infancia, entre las monjas y el ángelus de las 12h.

    Porque antes estudiábamos los niños con los niños y las niñas con las niñas …‍♀️
    Soy de la generación en la que no existía todavía el método ese con nombre sofisticado…»Numicon»
    por eso odio las matemáticas y soy de letras
    Pero pienso como tú, en que todos los niños en esencia son iguales y tienen las mismas necesidades emocionales, aunque yo fui más buena y más tonta que mis hijos y espero que los suyos, sin perder la exencia, sean más emprendedores, innovadores y tengan las capacidades tecnológicas y habilidades sociales más desarrolladas de las que tuve yo.

    Ah! Y espero que ellos si sepan por qué llevan un transportador de ángulos en la mochila…

    Como siempre un placer leerte. Es un momento tan agradable! Gracias Un saludo

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